La manipulación del electorado en USA, Argentina, Union Europea y Brasil, Lo más indignante es la aparente indignación de los que ahora “descubren” uno de los objetivos básicos que siempre tuvo Internet. Las redes nos espían, nos controlan, nos manipulan; por eso sus dueños, nuestros amos, permitieron “democráticamente” conectarse a los pobres del Mundo que aún tienen acceso a la electricidad.
Por un momento, el crecimiento del hambre y la sed en el Planeta pasan a un segundo plano ante el seductor acceso masivo a la información, combinada con entretenimientos virtuales sin límites, y con la interconexión entre seres humanos sin abrazos ni lugares compartidos. La información, claro, nos llega convenientemente manipulada y fragmentada. Vemos todo lo malo que pasa en el Planeta, pero nos cuesta distinguir a los culpables. Vemos lo bueno que hace la gente, pero no vemos todo lo bueno que los pueblos serían capaces de construir en el marco de otras políticas de Estado.
Pero me tranquilizo: ahora puedo organizar desde mi casa un movimiento de multitudes. Claro que esta red virtual que armé no navega en un océano infinito, sino en una pecera controlada por los Amos. Vía satelital, además de decodificar casi todo lo que se habla en el Mundo, los Amos hasta pueden integrarse a mi red, bajo fachadas diversas, para fortalecer mi ilusión, y finalmente desviar el curso de mi movimiento hacia puertos apacibles e inocuos, evitando la confluencia organizada de las luchas, evitando que éstas cuestionen las bases del Sistema de opresión y saqueo que nos rige.
Si una herramienta política escapa a la posibilidad de ser manipulada, aparecen en la red los francotiradores de la calumnia y la duda, que dicen apoyar la causa, reclaman el derecho a la crítica constructiva y al disenso, pero son saboteadores, a veces a sueldo, para frenar su avance. Tergiversan lo que se dice.
Y sin embargo, sabiendo todo esto, también estamos aquí. No regalamos este espacio como no regalamos otros donde también nos enfrentamos en condiciones desiguales. Ocupamos nuestro espacio en las redes, mientras nos lo permitan, denunciando al mismo tiempo sus riesgos.
Y del mismo modo, sin dejar de difundir nuestro Programa, sin dejar ni por un momento de impulsar nuestras propuestas, no negamos nuestro voto en el Parlamento a cualquier iniciativa que resulte en beneficio del pueblo, venga de donde venga.
Seguiremos en las redes explicando estos aspectos. El crítico honesto analizará honestamente lo que decimos y debatirá con lealtad; el francotirador se escurrirá, no dará respuestas, y planteará otros temas. Bueno, es un frente más de debate. Nuevos escándalos sacudirán las redes, y nuevos shows mediáticos intentarán hacer incompresibles sus causas más profundas.
Por un momento, el crecimiento del hambre y la sed en el Planeta pasan a un segundo plano ante el seductor acceso masivo a la información, combinada con entretenimientos virtuales sin límites, y con la interconexión entre seres humanos sin abrazos ni lugares compartidos. La información, claro, nos llega convenientemente manipulada y fragmentada. Vemos todo lo malo que pasa en el Planeta, pero nos cuesta distinguir a los culpables. Vemos lo bueno que hace la gente, pero no vemos todo lo bueno que los pueblos serían capaces de construir en el marco de otras políticas de Estado.
Pero me tranquilizo: ahora puedo organizar desde mi casa un movimiento de multitudes. Claro que esta red virtual que armé no navega en un océano infinito, sino en una pecera controlada por los Amos. Vía satelital, además de decodificar casi todo lo que se habla en el Mundo, los Amos hasta pueden integrarse a mi red, bajo fachadas diversas, para fortalecer mi ilusión, y finalmente desviar el curso de mi movimiento hacia puertos apacibles e inocuos, evitando la confluencia organizada de las luchas, evitando que éstas cuestionen las bases del Sistema de opresión y saqueo que nos rige.
Si una herramienta política escapa a la posibilidad de ser manipulada, aparecen en la red los francotiradores de la calumnia y la duda, que dicen apoyar la causa, reclaman el derecho a la crítica constructiva y al disenso, pero son saboteadores, a veces a sueldo, para frenar su avance. Tergiversan lo que se dice.
Y sin embargo, sabiendo todo esto, también estamos aquí. No regalamos este espacio como no regalamos otros donde también nos enfrentamos en condiciones desiguales. Ocupamos nuestro espacio en las redes, mientras nos lo permitan, denunciando al mismo tiempo sus riesgos.
Y del mismo modo, sin dejar de difundir nuestro Programa, sin dejar ni por un momento de impulsar nuestras propuestas, no negamos nuestro voto en el Parlamento a cualquier iniciativa que resulte en beneficio del pueblo, venga de donde venga.
Seguiremos en las redes explicando estos aspectos. El crítico honesto analizará honestamente lo que decimos y debatirá con lealtad; el francotirador se escurrirá, no dará respuestas, y planteará otros temas. Bueno, es un frente más de debate. Nuevos escándalos sacudirán las redes, y nuevos shows mediáticos intentarán hacer incompresibles sus causas más profundas.
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